"No hemos sido contactados por los polacos, lituanos, o cualquier otra persona sobre una posible mediación", dijo Lavrov en una conferencia de prensa.
Señaló que en su opinión, ellos "no se dirigen a nadie en absoluto" y solo vierten acusaciones.
"Simplemente disfrutan de su propia frescura, haciendo tremendas declaraciones, acusando a Bielorrusia y también a Rusia", enfatizó.
El 9 de noviembre el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, afirmó que considera que Rusia está implicada en la crisis actual en la frontera entre Polonia y Bielorrusia. El 10 de noviembre el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, calificó de "irresponsables e inaceptables" esas declaraciones del líder polaco.
Desde el 8 de noviembre, grupos de migrantes irregulares intentan cruzar la frontera entre Bielorrusia y Polonia. De acuerdo con las autoridades polacas, más de 3.000 inmigrantes indocumentados se encuentran en la frontera.
Polonia, Letonia y Lituania, puerta de entrada nororiental a la Unión Europea para migrantes que huyen de conflictos armados y penurias económicas, han denunciado en los últimos meses un aumento de presión sobre sus fronteras externas, con miles de cruces ilegales registrados en lo que va de año.
Bruselas acusa al presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, de utilizar a los migrantes irregulares como arma para un ataque híbrido que busca desestabilizar la UE.
El líder bielorruso, hostigado por las sanciones de Occidente, tras su polémica reelección en agosto de 2020 y la represión de las protestas que siguieron al supuesto fraude en las urnas, advirtió que Minsk no tiene "ni dinero ni fuerza" para contener el flujo migratorio.