"La canciller [saliente] Merkel sostuvo hoy [10 de noviembre] una conversación telefónica con el presidente Putin durante la cual se debatió la situación en la frontera bielorruso-polaca", señala el comunicado.
Según la nota, Merkel "enfatizó que la instrumentalización de migrantes por parte del régimen bielorruso es inhumana e inaceptable, y le pidió al presidente Putin que influya en esto".
Por su parte, el Kremlin informó que Putin y Merkel están preocupados por las consecuencias humanitarias que puede entrañar la crisis en la frontera de Polonia y Bielorrusia.
"Se expresó preocupación por las consecuencias humanitarias de la crisis migratoria (...) Vladímir Putin y Angela Merkel acordaron continuar la conversación sobre el tema", dice el comunicado.
Ambos líderes "examinaron detalladamente la situación" en la frontera entre Bielorrusia y los países de la Unión Europea.
"El presidente de Rusia propuso fomentar las conversaciones sobre los problemas que han surgido en el contacto directo entre los representantes de los Estados miembros de la UE y Minsk", subraya el texto.
Se resalta que la conversación telefónica entre Putin y Merkel fue por iniciativa de Alemania.
Desde el 8 de noviembre, grupos de migrantes irregulares intentan cruzar la frontera entre Bielorrusia y Polonia. De acuerdo con las autoridades polacas, más de 3.000 inmigrantes indocumentados se encuentran en la frontera.
Polonia, Letonia y Lituania, puerta de entrada nororiental a la Unión Europea para migrantes que huyen de conflictos armados y penurias económicas, han denunciado en los últimos meses un aumento de presión sobre sus fronteras externas, con miles de cruces ilegales registrados en lo que va de año.
Unas 30.000 personas intentaron cruzar la frontera de Polonia en lo que va de este año, por lo que las autoridades polacas declararon el estado de emergencia en los territorios limítrofes con Bielorrusia e implicaron al Ejército y a la policía en la protección de las fronteras.
9 de noviembre 2021, 14:43 GMT
Bruselas acusa al presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, de utilizar a los migrantes irregulares como arma para un ataque híbrido que busca desestabilizar la UE.
El líder bielorruso, hostigado por las sanciones de Occidente, tras su polémica reelección en agosto de 2020 y la represión de las protestas que siguieron al supuesto fraude en las urnas, advirtió que Minsk no tiene "ni dinero ni fuerza" para contener el flujo migratorio.
Los guardias fronterizos bielorrusos denunciaron en numerosas ocasiones que Letonia, Lituania y Polonia expulsan por la fuerza a los inmigrantes hacia el territorio de Bielorrusia.