López, que también ejerce como portavoz del comité científico del Pevolca (Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias), describió la situación como "una estabilidad dentro de la evolución".
"No significa que el volcán esté parado, el volcán está emitiendo lavas", dijo a los periodistas que siguen la evolución diaria de las erupciones.
Para respaldar estas afirmaciones, añadió que "hay una sismicidad muy intensa y una señal de tremor [temblores producidos por la actividad del volcán] asociado a este sistema de emisión de material".
Anteriormente explicó que el mayor sismo registrado en las últimas 24 horas alcanzó una magnitud de 4,5 y una intensidad IV, y fue localizado a unos 35 kilómetros de profundidad.
Las emisiones de dióxido de azufre causantes de la contaminación del aire, se mantienen en tendencia descendente desde el pasado 25 de septiembre, pese a que aún emiten 31.300 toneladas diarias, según informó López que estimó la altura del penacho (la columna de gases y cenizas del volcán) en 3.500 metros.
Estos dos datos llevan a pensar, asimismo, que el final de las emisiones no está próximo, según explican los técnicos.
Sin embargo, los vientos llevarán esta columna de humo y ceniza hacia el sur y suroeste en las próximas horas, lo que favorecerá la actividad del aeropuerto de la isla y la calidad del aire en las zonas habitadas, indicó la portavoz del Pevolca.
A principios de semana, las autoridades se vieron obligadas a cerrar el aeropuerto de La Palma, dada la acción de las nubes de ceniza en la navegación aérea, lo que produjo largas colas de los turistas que habían visitado la isla por los días festivos en los barcos que conectan con el resto del archipiélago.
El volcán de la isla de La Palma permanece activo desde el pasado 19 de septiembre.