Los pobladores del municipio, ubicado a 70 kilómetros de la capital del estado, acuden al cementerio para limpiar la osamenta de sus familiares y adornar el espacio, en concordancia con la cosmovisión maya.
Sin embargo, no es el único ríncon del mundo en donde se practica algo parecido.
Indonesia
El pueblo Toraja, habitante en la isla de Célebes, Indonesia, celebra cada tres años una ceremonia en la que desentierran a sus muertos, los lavan y visten con ropa limpia para andar las calles y tomarse fotografías, una muestra de respeto a sus ancestros.
En esa comunidad el ahorro para tener funerales extravagantes es fundamental. La tribu prepara a sus muertos en varias capas de tela y les retiran los órganos en descomposición para mejorar su estado y que puedan participar en la exhumación el Ma’nene, como se llama a la ceremonia.
Madagascar
Algo similar sucede en la isla africana de Madagascar, donde las influencias asiáticas y locales han derivado en la ceremonia de exhumación de muertos entre los malgaches.
Se trata de un ritual donde el muerto es sacado de su tumba hacia los cinco años de su fallecimiento para hacerle una fiesta, volver a amortajarlos, acicalarlos y celebrar.
Los panteones de la comunidad son manejados por las familias, no a nivel gubernamental como en otras partes del mundo, una manera de fomentar el arraigo. Las tumbas se abren con 24 horas de anticipación para extraer los cuerpos y hacerlos partícipes de fiestas con cientos de invitados.
El sudario del difunto es renovado, recibe acicalamiento y es acompañado con bailes, todo acompañado de baile y bebida, festejos que permiten el descanso eterno del muerto.
En el caso de la tribu bara, pastores de cebú, entierran a sus muertos en las montañas de Isao, para luego exhumarlos igual hacia los cinco años, limpiar los huesos y abrillantarlos con grasa del animal pastoreado.
Este proceso se acompaña también de una fiesta que deriva en instalar los restos de los difuntos en la tumba definitiva familiar.