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¿Qué tiene que ver un mexicano con la misteriosa cabeza flotante que apareció en la ría de Bilbao?

No era una cabeza real, aunque su elevado hiperrealismo podría hacer pensar que sí lo era. En realidad, se trata de una escultura del escultor mexicano Rubén Orozco. ¿Qué significado se esconde tras ella?
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Los vecinos de Bilbao amanecieron el miércoles 22 de septiembre con una cabeza gigante de una niña flotando en la ría a la altura del puente Zubizuri. Los más curiosos se acercaron a la zona a hacer fotos e intentar descubrir de qué se trataba. La expectación llegó a las redes sociales. "¿Qué está pasando ahí?", se preguntaban.
Las especulaciones acrecentaron el debate entre los bilbaínos. "Recuerdo una escultura parecida en Stockholm, hace ya 16 años. Un dedo señalando al cielo y una cara parecida a esta. Decían que el autor los arrojó al agua porque despreciaron sus obras y allí quedaron durante un tiempo ", escribía un usuario llamado Joseba Bedialauneta. "Tengo que reconocer que no sé si esto es arte o una broma de mal gusto, pero a mí me da mucha grima", decía otro.
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Finalmente, el misterio se ha resuelto el 23 de septiembre. En realidad se trata de una campaña de concienciación organizada por BBK Foundation. La escultura, creada por el escultor mexicano Rubén Orozco, se llama Bihar y significa "mañana" en euskera. Representa la cabeza de una niña a merced de la crecida o bajada de la marea cuyo simbolismo pretende reflejar el devenir constante del tiempo y reflexionar sobre el futuro de las próximas generaciones. Tan solo es el primer impacto de una acción de concienciación social que continuará el próximo 30 de septiembre.
El presidente de BBK, Xabier Sagredo, ha explicado la obra en una nota de prensa: "Este proyecto nace del sentimiento de responsabilidad que tenemos con las próximas generaciones y de extenderlo a toda la sociedad", afirma. "Con esta escultura queremos conseguir que la gente pueda sentirse identificada y que reflexione acerca de que con cada decisión que tomamos elegimos si nos hundimos o nos mantenemos a flote". Por su parte, el escultor hiperrealista Rubén Orozco ha confesado que se enamoró de la idea en cuanto le plantearon el reto: "Nunca imaginé crear una escultura viva. Solo espero que esta obra ayude a la gente a reflexionar".
En realidad no es la primera vez que Orozco realiza este tipo de campañas para la fundación. A finales de 2019 esculpió la figura de una mujer de elevada edad para representar la soledad de las personas mayores. A la figura la llamó "la última persona fallecida en soledad" y se exhibió en diferentes calles de Bilbao.
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