Según la FAB, la aeronave en cuestión invadió el espacio aéreo de Brasil sobre las 19:00 (hora local) del 7 de septiembre en la región del norte del estado de Mato Grosso.
La Defensa Aérea brasileña siguió el protocolo de seguridad en eventos como estos e intentó comunicarse con el piloto de la aeronave invasora, pero no obtuvo respuesta. El avión, entonces, pasó a ser considerado sospechoso.
Las autoridades ordenaron el cambio de la ruta y el aterrizaje obligatorio en un aeródromo, pero el piloto de la aeronave interceptada no obedeció. La FAB se vio obligada a realizar un disparo de advertencia, medida igualmente ignorada por la persona en el interior del avión invasor.
La aeronave, entonces, pasó a considerarse hostil, por lo que los pilotos de la FAB adoptaron "procedimientos de disparo de detención", según detalló el ente castrense.
El avión, que entró al espacio aéreo de Brasil a través de la frontera con Bolivia, terminó realizando un aterrizaje forzoso en Mato Grosso, en el medio de la selva. El piloto, sin embargo, logró huir antes de la llegada de las autoridades brasileñas. En la aeronave se encontraron más de 296 kilogramos de clorhidrato de cocaína (cocaína en polvo).