"Ahora está claro que Lukashenko representa una amenaza no solo para su propia gente, sino también para los países de la UE vecinos. Por eso hay mayores razones para imponer más sanciones contra el régimen de Lukashenko. La República Checa está a favor de sanciones adicionales", escribió el titular en su cuenta de Twitter.
El pasado 19 de junio el presidente checo, Milos Zeman, después de sostener una reunión con Tijanóvskaya en Praga, anunció que le había propuesto crear en esa ciudad una oficina de la oposición bielorrusa. Además de Zeman, la opositora bielorrusa se reunió en la capital checa con Kulhánek y con el primer ministro, Andrej Babis.
La oposición denunció un fraude masivo y exigió repetir los comicios, opción que Lukashenko descartó.
En los primeros días las fuerzas del orden reprimieron las protestas con gas lacrimógeno, balas de goma, cañones de agua y granadas aturdidoras.
Según el Ministerio del Interior, las movilizaciones se saldaron con tres muertos, centenares de heridos y miles de detenciones. Más tarde, la violencia callejera amainó, pero las protestas continuaron, al tiempo que las autoridades detenían o expulsaban de Bielorrusia a las figuras más visibles de la oposición.
Varios países, entre ellos EEUU, miembros de la Unión Europea, el Reino Unido y Ucrania, no reconocieron los comicios bielorrusos.
Tijanóvskaya, exiliada en la capital de Lituania, enfrenta cargos penales y figura en la lista de personas involucradas en actividades terroristas. Minsk exige su extradición.