"Creo que Moscú podría facilitar la celebración de lo que serían negociaciones de paz urgentes con los talibanes", dijo Masud al medio ruso RBC.
El líder de la resistencia aseguró que de momento él y sus seguidores no han contactado con Rusia sobre este tema.
"Espero que esto sea posible (...) y que los rusos se impliquen políticamente y ayuden a evitar un aumento de la violencia", indicó.
Masud alertó que "si la ideología extremista se establece en Afganistán, se extenderá a toda Asia Central y al sur de Rusia". El jefe de la resistencia insistió en que "Moscú puede ayudar a instaurar un Gobierno inclusivo".
El 15 de agosto, el movimiento islamista talibán completó la toma de control de la mayor parte de Afganistán entrando en Kabul.
El presidente afgano, Ashraf Ghani, abandonó el país para evitar lo que, según él, sería un derramamiento de sangre.
La última resistencia a los talibanes es el valle de Panshir, donde se concentran las fuerzas lideradas por Masud y el vicepresidente Amrullah Saleh, quien reivindica el papel de mandatario legítimo de Afganistán.
En principio los fundamentalistas afirmaron que se preparaban para lanzar una ofensiva contra la provincia, pero luego declararon que esperan resolver el problema mediante negociaciones.