"Hoy, el Consejo Federal anuncia nuevas sanciones económicas contra Bielorrusia. Estas incluyen medidas de control sobre el comercio de artículos determinados, así como restricciones en el sector financiero", dice un comunicado del órgano ejecutivo.
Se remarca que de esta manera Suiza se solidariza con las sanciones que la Unión Europea impuso al país eslavo en junio.
En concreto, además del embargo a los suministros de armas que puedan contribuir a represiones contra la población bielorrusa, el Consejo Federal restringió el acceso a los artículos que puedan servir para el monitoreo e intercepción de telecomunicaciones.
Al mismo tiempo, se limitan los suministros de artículos y tecnologías de doble uso, productos petroleros y de cloruro de potasio, así como el comercio de herramientas financieras, concesión de préstamos y contratación de seguros con las entidades estatales de Bielorrusia.
El Gobierno suizo destacó una situación cada vez peor en el ámbito de los derechos humanos en Bielorrusia y la falta de diálogo entre las autoridades y la sociedad civil.
Las relaciones entre Bielorrusia y los países occidentales empeoraron bruscamente tras las presidenciales celebradas en la república en agosto de 2020, que otorgaron un nuevo mandato, el sexto ya, a Alexandr Lukashenko, y dieron origen a varios meses de protestas.
Las autoridades bielorrusas declararon en varias ocasiones que las protestas se coordinan desde el exterior. Lukashenko acusó a Occidente de injerencia directa en la situación en Bielorrusia, dijo que fuerzas externas intentaron organizar en Bielorrusia una "revolución de colores" que fracasó.
La Unión Europea, el Reino Unido, Estados Unidos, Canadá y otros países empezaron a imponer sanciones contra las compañías y personalidades oficiales de Bielorrusia, imputando a Minsk infracciones electorales y la violación de los derechos humanos.