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¿Los antiguos judíos comían cerdo aunque estuviera prohibido?

El esqueleto completo de un cerdo de 2.700 años ha sido descubierto dentro de una antigua casa en la Ciudad de David, Jerusalén, lo que sugiere que algunos de los primeros judíos se deleitaron con carne de cerdo, prohibida por la ley religiosa.
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Las leyes de Kashrut, un conjunto de leyes dietéticas que se ocupan de los alimentos que los judíos pueden ingerir, solo permiten que se coman los animales que rumian y tienen pezuñas hendidas.
El esqueleto fue encontrado en una habitación con cerámica que data del siglo VIII a. C. y con huesos de otros animales que se preparaban como alimento, como ovejas, cabras, vacas y peces, lo que según los investigadores sugiere que los propietarios eran de clase alta.
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Sin embargo, el cerdito, que tenía menos de siete meses, nunca fue cocinado y probablemente murió cuando la casa se derrumbó.
La mayoría de las leyes básicas de Kashrut se derivan de los libros de Levítico y Deuteronomio de la Torá, también llamados Antiguo Testamento.
El pasaje de Levítico 11:27 dice que Dios prohíbe a Moisés y sus seguidores comer cerdo "porque aunque tiene las pezuñas divididas, no es rumiante". Además, la prohibición sostiene: "De su carne no comerás, y sus cadáveres no tocarás; son inmundos para ti".
Los autores del estudio suponen que "aunque el consumo de carne de cerdo claramente no era el preferido en la región de Judá, la presencia de un esqueleto articulado de un cerdo pequeño parece indicar que no solo se consumía carne de cerdo en pequeñas cantidades... sino que se criaban cerdos para este propósito en la capital de Judá".
"Esto tiene implicaciones de gran alcance para comprender el tabú de la carne de cerdo que a menudo se atribuye al antiguo Israel y Judá", subraya el estudio publicado en la revista Near East Archaeology.
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Los hallazgos recuperados cerca del cerdo muestran que los residentes eran judíos: entre otros artefactos, se halló bullas (sellos de arcilla) inscritos con nombres judíos como Hahanyahu y Ashiyahu en paleo-hebreo.
"El descubrimiento del esqueleto del lechón es un hallazgo arqueológico poco común, que aporta datos significativos e importantes que reflejan la complejidad religiosa y social de la sociedad que vivía Jerusalén hacia el final del período del Primer Templo", concluye el estudio.
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