"Adoptamos una medida totalmente excepcional para restringir la movilidad de la ciudadanía de 158 municipios que agrupan la mayor parte de la población de Cataluña", explicó el presidente catalán, que justificó la medida "por responsabilidad" ante la expansión del COVID-19.
Si el Tribunal Superior de Justicia catalán avala la decisión de las autoridades, el confinamiento nocturno de las 01.00 a las 06.00 de la mañana entrará en vigor este fin de semana y durante siete días prorrogables.
Este afectará a las poblaciones de más de 5.000 habitantes con una incidencia del coronavirus a partir de los 400 casos por 100.000 habitantes, así como aquellas que estén rodeadas por localidades con toque de queda.
"Es una medida severa pero necesaria, que será clave para frenar la tensión sobre el sistema sanitario y para evitar que en un futuro tengamos que implementar medidas mayores", afirmó Aragonès.
El presidente catalán subrayó que se trata de una medida dirigida a "proteger la salud de los ciudadanos", especialmente en las franjas de edad que todavía no completaron la pauta de vacunación, y también para "preservar la reactivación económica".
Entre los pueblos y ciudades afectados están Barcelona y gran parte de los 36 municipios de su área metropolitana, así como las capitales de provincia de Girona y Tarragona.
Si el tribunal regional aprueba las restricciones, Cataluña se convertirá en la segunda región española después de Valencia en volver a implantar el toque de queda.
Cantabria también está pendiente de la aprobación judicial, mientras que el tribunal de las Islas Canarias rechazó aplicar el confinamiento nocturno en las zonas con mayor incidencia del archipiélago.