"Hoy no es día para salir de la casa, al menos hasta que la manifestación de las pandillas termine", dijo a Sputnik Marie Girard, vendedora de prendas en el popular mercado público de Petion Ville, al que acude acompañada de su hija menor.
El expolicía Jimmy Cherizier, conocido como Barbecue, convocó movilizaciones para exigir reformas políticas tras la muerte de Moise.
Barbecue está acusado de perpetrar en 2018 la masacre de La Saline, un barrio pobre cercano al puerto de la capital, y en el cual murieron decenas de personas, cuyos cuerpos alimentaron a los animales.
Varias organizaciones sociales y de derechos humanos relacionaron al exoficial con el Gobierno, pero a inicios de este mes Cherizier anunció que se pasaba a la oposición, y celebró una manifestación para pedir la renuncia del mandatario.
Al anuncio de las protestas de pandillas les siguió el aviso de un nuevo Peyi Lok (país bloqueado, en criollo), una operación lanzada por la oposición durante las movilizaciones antigubernamentales de 2019, y que bloqueó el acceso a la capital, detuvo en seco las actividades económicas y comerciales e impuso el cierre de escuelas por casi dos meses.
Los estratos más vulnerables de la población que usualmente sobreviven del comercio informal fueron los más afectados, y la iniciativa le restó popularidad a los sectores hostiles más radicales.
La ansiedad por el aumento de la inseguridad y una desestabilización sociopolítica también preocupa al Gobierno, que pidió a Estados Unidos tropas norteamericanas para proteger las principales infraestructuras y garantizar la seguridad de la población, aunque aún no recibieron respuesta.
Mientras tanto, la autoría intelectual del asesinato al presidente Moise es el principal tema de conversación entre los haitianos que permanecen bajo estado de sitio y temerosos por el futuro.