Tras la prueba de COVID-19, la mujer de 45 años comenzó a sentir dolores insoportables y acudió al servicio de urgencias del hospital de Christchurch. "Afortunadamente, la enfermera y el médico creyeron que era más que dolor sinusal. Me preguntaron si alguna vez me había metido algo en la nariz y les conté de la pulga (un popular juego de mesa)", revela.
La mujer recuerda haber jugado a la pulga con sus siete hermanos y hermanas cuando tenía 8 años. Una vez, se metió fichas de plástico en sus fosas nasales para luego soplarlas. Sin embargo, accidentalmente inhaló una de ellas, pero "tenía miedo de decírselo a la madre".
"Estaba aterrorizada en aquel momento", confiesa.
Una tomografía computarizada reveló la presencia del objeto en la parte superior de la nariz. Los cirujanos lograron empujar la ficha y la extrajeron por la boca. En cuanto a los dolores que sufrió tras la prueba nasal, se debieron a que el objeto —que incluso no perdió color con el paso del tiempo— se había calcificado y lesionado las paredes laterales de la nariz.
La mujer está feliz de que finalmente puede respirar libremente luego de 37 años.