El impresionante hecho ocurrió durante unos vuelos de entrenamiento de la Flota del Báltico.
Cuando el caza se encontraba a una altitud de 2.000 a 5.000 metros y una velocidad de 500-600 kilómetros por hora, los pilotos se acercaron al avión cisterna hasta llegar a una distancia de 10-15 metros y lograron tomar contacto con el cono de abastecimiento de combustible.
De esta forma, ambas aeronaves se mantuvieron en formación hasta completar el reabastecimiento de combustible sin necesidad de ningún aterrizaje.