"Así como usted está atentando contra mi trabajo, yo voy a atentar contra su propiedad. Le he pedido que baje el volumen. Es ilegal utilizar parlantes. Esto es una urbanización privada, no es La Marín, no es Guajaló, no es Guamaní", gritaba la mujer al conductor del carro repartidor de gas.
El chofer le explicaba a la mujer las razones por las que no bajaba el volumen de su canción, pero esto solo la enfureció más. La mujer terminó amenazándolo antes de que se fuera.
"¿Eso le da derecho a no dejarnos trabajar? Usted trabaja y ¿yo no puedo trabajar? Le he pedido de a buenas, de a malas 'por favor baje el volumen' y no le da la gana (…) La próxima vez le pego ¡Imbécil!", reclamó la mujer antes de dar un portazo mientras el camión con gas se alejaba.
Este controversial episodio dividió a los internautas de las redes que hicieron viral las imágenes con el hashtage #LadyGas #ladycilindro. Muchos apoyaron el reclamo de la mujer alegando que el camión repartidor de gas hace contaminación auditiva con su música, mientras que otros la criticaron y hasta la acusaron de clasista al comparar otras zonas con una urbanización privada.
El año 2017, la contaminación acústica fue un tema de debate en Quito, luego de que se identificara el incumplimiento a la ordenanza municipal que prohíbe la contaminación acústica a través de pitos. En ese entonces, la asociación de distribuidores de gas explicó que se seguirá usando esta canción para los camiones repartidores de gas porque el incumplimiento a la ordenanza municipal prohíbe el uso de pitos y no así de esta canción.