Oculto tras las torres de lujo, el oasis natural de Buenos Aires cumple 35 años

Puerto Madero es un barrio de contrastes. En primer lugar, porque en la comuna porteña más nueva de la ciudad se encuentran torres de lujo residenciales y corporativas y algunos hoteles cinco estrellas, como también la villa Rodrigo Bueno. Por otro lado, porque detrás de los modernos rascacielos y la gran metrópolis se halla uno de los oasis naturales urbanos más grandes de Latinoamérica.

Caminar por los 10 km de senderos internos de las 350 hectáreas de la Reserva Ecológica Costanera Sur es un viaje a otro mundo, un edén similar al que se encuentra en el Delta del Paraná, ubicado a 30 km al norte de la ciudad de Buenos Aires, pero en este caso en su propio corazón, a 10 minutos en auto o 25 minutos a pie desde la Plaza de Mayo, centro cívico porteño.

Tiene dos entradas, una a la altura de la dársena norte de lo que era el antiguo Puerto Madero, otra frente a la rotonda de la Avenida Costanera Sur donde se encuentra la Fuente de las Nereidas, la mayor obra de la escultora argentina Lola Mora.

Se le atribuye al célebre arquitecto modernista franco-suizo Le Corbusier la expresión de que Buenos Aires, capital de Argentina, está construida "de espaldas al río", sin playas públicas, malecones ni ramblas costaneras, como tienen la mayoría de las ciudades costeras. En cambio, la mejor vista panorámica porteña se encuentra en su Reserva Ecológica.

A principios del siglo XX, sobre la Costanera Sur, existía lo que se llamaba Balneario Municipal, un vial costero turístico para disfrute de los vecinos, pero la contaminación del Río de la Plata la transformó en inutilizable. En 1976, se decidió usar los escombros de la construcción de autovías urbanas para ganar terrenos al río.

Originalmente, la idea era continuar la extensión del distrito de oficinas y edificios públicos y corporativos, como se hiciera anteriormente con todo el barrio de Puerto Madero, creado de la misma manera a principios del siglo pasado, pero el proyecto urbanístico quedó en el olvido por el peligro de derrumbe ante la escasa solidez del suelo.

Durante los años de abandono, la flora y fauna autóctona reconquistó el espacio y en 1986, fundaciones ecologistas propusieron al Gobierno de la ciudad crear una reserva, por lo que se declaró al sitio la primera Área Natural Protegida de Buenos Aires.

Se han detectado alrededor de 575 especies de plantas, 307 especies de aves, 644 especies de artrópodos y 28 especies de reptiles. Cuenta con el certificado de Área de Importancia para la Conservación de Aves otorgado por la BirdLife International y el título de Sitio Ramsar que se aplica a humedales representativos, raros o únicos.

Entre la Avenida Costanera Sur y la Reserva Ecológica, donde antes estaba el balneario abierto al río, ahora se puede ver la laguna de Los Coipos, llena de camalotes. En 2005 hubo una sequía que la hizo desaparecer, al igual que las otras lagunas internas, pero se recuperó con agua de río con el uso de bombas en 2012.