El operativo tenía como fin atacar a los narcotraficantes de la favela denominada por una de las principales organizaciones criminales de Brasil como Comando Vermelho. Como resultado, un oficial de policía y 27 miembros sospechosos de una banda de narcotraficantes, según la policía, perdieron la vida en la ofensiva antidrogas llevada a cabo en Jacarezinho en Río de Janeiro.
Se detuvo a seis personas, se incautaron rifles de asalto, granadas y ametralladoras. Sin embargo, los manifestantes repudian los asesinatos y el uso de la violencia por parte de la Policía bajo el mando del Gobierno de Bolsonaro.
"No tenemos vacuna, estamos viviendo el peor momento de la pandemia y una vez más la policía militar de Río de Janeiro comete una masacre genocida bajo este Gobierno genocida de Bolsonaro", dijo una manifestante.
Mientras que otros compararon a la redada policial como un "atentado terrorista" realizado en plena pandemia.
La ONU pidió una investigación al respecto, en tanto Amnistía Internacional calificó los asesinatos de "injustificables". A su vez la policía de Río de Janeiro reiteró que el fin no es asesinar a los civiles, sino que ejecutan órdenes de arresto otorgadas legalmente y basadas en investigaciones policiales.