"Estamos consternados por las medidas cada vez más draconianas que ha tomado el régimen, incluidas las órdenes de disparar a matar en la frontera entre Corea del Norte y China, para reforzar el control de su gente con el pretexto de luchar contra el COVID-19", dijo Price en un comunicado publicado con motivo de la Semana de la Libertad de Corea del Norte.
Continuó diciendo que "el mundo civilizado no tiene lugar para tal brutalidad, y la comunidad internacional debe seguir hablando".
La declaración agregó que Estados Unidos continuará creando conciencia sobre la situación de los derechos humanos en Corea del Norte, investigando abusos y violaciones, apoyando el acceso a información independiente para el pueblo norcoreano y trabajando con las Naciones Unidas y aliados de ideas afines para promover la rendición de cuentas por parte del pueblo norcoreano al régimen de Kim.
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) dijo en un informe en febrero que había motivos razonables para concluir que la tortura y el trabajo forzoso seguían ocurriendo en las cárceles de Corea del Norte y pueden constituir crímenes de lesa humanidad.
En 2014, la comisión de investigación de derechos humanos de la ONU en Corea del Norte concluyó que se cometieron crímenes de lesa humanidad de "gravedad, escala y naturaleza que no tenían ningún paralelo en el mundo contemporáneo".
Siete años después, las entrevistas con personas que escaparon de Corea del Norte proporcionan "motivos razonables" para creer que continúa la imposición sistemática de dolor físico y mental severo en el sistema penitenciario del país, dijo el Acnudh.
Corea del Norte permanece bajo estricto control por parte del Consejo de Seguridad de la ONU por su programa de misiles nucleares y balísticos.