El 21 de abril, Borrell urgió a Moscú a evitar toda actividad que amenace la seguridad y estabilidad de Europa y que vaya en contra de los compromisos internacionales, y declaró asimismo que la UE responderá a las acciones "perturbadoras" de la inteligencia rusa.
"Dejen ya de ocuparse de Rusia, que no es país miembro de la UE. Ocúpense de ustedes mismos, intercambien ultimátums y exigencias, evolucionen, comuníquense sobre una base democrática", manifestó la diplomática en declaraciones a la emisora Vesti FM.
La Cancillería rusa, recordó, ya había comentado muchas veces declaraciones similares a las hechas la víspera por Borrell, las cuales considera un "disparate sin fundamento".
"Pero tenemos muchas ganas de hacerles por fin una pregunta: ¿cuándo vamos a ver desde Bruselas, por parte del jefe de la diplomacia europea, un análisis y un informe detallados sobre la actividad de los servicios secretos de los Estados miembros de la UE? Con los presupuestos multimillonarios que tienen, ¿qué es lo que están haciendo?, ¿dónde?, ¿cómo?, ¿a qué escala?, ¿por encargo de quién?, ¿con quién interactúan?", dijo Zajárova.
En un comunicado difundido la víspera, el jefe de la diplomacia europea aseguró que Bruselas "se toma muy en serio las conclusiones de las autoridades checas" que acusaron a la inteligencia rusa de estar detrás de las explosiones que causaron dos muertos en el depósito de municiones en Vrbetice, en la región de Zlin, en 2014.
La UE "se solidariza con Chequia, apoya sus acciones y está dispuesta a apoyar los esfuerzos por llevar a los responsables ante la justicia", declaró Borrell.
Tras denunciar la presunta implicación rusa en el caso Vrbetice, la República Checa expulsó a 18 empleados de la embajada de Rusia señalados como presuntos agentes de los servicios secretos de su país.
Moscú rechazó todas las acusaciones por "absurdas" y las atribuyó al rumbo antirruso de Chequia que se observa en los últimos años y también a la "mano de Estados Unidos", y a su vez respondió expulsando a 20 diplomáticos checos.