"Que a estas alturas no tengamos idea aproximada de los resultados es algo que, sin dejar de ser alarmante que provoca desconcierto e increíble, porque estamos hablando, en pleno siglo 21, de unas votaciones a las que estaban convocados menos de tres millones de votantes", dijo a Sputnik el analista Vicente Guardia.
Los cómputos oficiales, todavía a menos del 50% de las actas, daban hasta la mañana del 12 de abril victorias preliminares a los cuatro candidatos opositores que disputaron con los del Movimiento Al Socialismo (MAS) las gobernaciones de La Paz, Chuquisaca, (sur), Tarija (sur) y Pando (norte).
Faltando aún, en gran medida, que se agreguen los resultados de las áreas rurales, el MAS confiaba en revertir ese panorama, dijo a reporteros Franklin Flores, candidato del oficialismo a la gobernación de La Paz, la más grande de las cuatro en disputa.
Las otras cinco gobernaciones departamentales del país quedaron definidas en la primera vuelta de las elecciones regionales, el 7 de marzo, con tres victorias para el MAS y dos para la oposición.
Sin proyecciones
Guardia, sociólogo docente de la universidad de El Alto, dijo que el TSE "es el causante de una situación crítica" al haber descartado un sistema oficial de conteo rápido, que suspendió horas antes de las elecciones generales de octubre de 2020 y que ni siquiera intentó poner en marcha en las regionales de este año.
"En octubre, el vacío fue llenado con las proyecciones de medios privados basadas en boca de urna y conteos rápidos, como ocurre desde hace más de tres décadas en Bolivia, pero ahora, al no haber ese trabajo privado, el TSE ha dejado al país a oscuras", sostuvo el analista.
Consideró insatisfactoria la explicación del órgano electoral de que los resultados oficiales se conocerían antes del plazo legal de siete días.
Guardia añadió que esta situación agravaba el "cansancio electoral" que explicaría una relativamente baja asistencia de ciudadanos a las votaciones del 11 de abril.