Cuatro almirantes más fueron citados a declarar ante la Policía de Ankara dentro del plazo de tres días.
En una carta abierta publicada el 4 de abril, los exalmirantes expresaron su rotundo rechazo a los intentos de poner en tela de juicio la convención firmada en 1936, alegando que fue una victoria diplomática que ayudó a Turquía a recuperar la soberanía sobre los estrechos y mantener la neutralidad durante la Segunda Guerra Mundial, y que sigue siendo una pieza esencial para la supervivencia del Estado turco.
Además, los firmantes criticaron los llamados a elaborar una nueva Constitución y presentar a los militares como un cuerpo que reniega de los legados de Mustafa Kemal Atatürk (1881-1938), el fundador y primer presidente de la República de Turquía.
Desde el Partido de Justicia y Desarrollo (AKP, en el poder) se dijo hace unos días que la Convención de Montreux, que garantiza a los buques comerciales el paso libre por los estrechos que conectan el mar Negro con el Egeo, no se extendería al futuro canal de Estambul, un megaproyecto concebido como una alternativa al Bósforo.
Altos cargos del gobierno condenaron en términos enérgicos el pronunciamiento de los almirantes, viendo en él una vuelta a la intromisión de los mandos castrenses en la política.
El portavoz de la Presidencia turca, Ibrahim Kalin, publicó en Twitter que la declaración "evoca los períodos golpistas" y calificó a sus firmantes de "ridículos y miserables".
La Fiscalía General de Turquía abrió una investigación contra los autores de la carta.
El Ministerio de Defensa turco se desmarcó de los firmantes al señalar que su declaración "solo redundará en perjuicio de la moral y la motivación del personal y hará felices a los enemigos", y que "no hará más que dañar nuestra democracia". "Creemos firmemente que el poder judicial independiente de Turquía hará lo que sea necesario", señaló en un comunicado.