"La gente normal, la gente coherente que trabaja todos los días, que pelea y que paga impuestos religiosamente, no le gusta que a los manteros se les premie con un escaño", aseguró Isabel Díaz Ayuso. "Lo deportaremos", amenazaron desde Vox. "Su señoría el mantero Serigne Mbayé", ironizaron con desprecio desde el portal El Español.
Esas han sido algunas de las reacciones que se han generado en España desde el 29 de marzo, cuando el líder de Podemos, Pablo Iglesias, anunció que incorporaba en su lista electoral a Serigne Mbayé, un senegalés de 46 años que
llegó a España en patera y que es reconocido por su lucha en contra de la discriminación racial y contra el acoso policial que sufren los manteros, como les llama a los
vendedores ambulantes que, en su mayoría, son africanos.
"Es lo de siempre. Ese discurso es el que siempre tienen y responde a la misma estrategia de criminalizar a la gente extranjera con estereotipos", explica Mbayé, quien confiesa no sentirse ni sorprendido ni intimidado por este tipo de reacciones.
Serigne Mbayé nació en un pueblo pesquero de Senegal en 1975. En el año 2006 decidió
montarse en una patera que lo llevó hasta la isla de Tenerife. Su objetivo, como el de muchos, era encontrar opciones que le permitieran sacar adelante a su familia.
"Aquí no quieren escuchar por qué venimos. Siempre están con el miedo diciendo que no pueden recibir a toda la miseria del mundo, pero son ellos, con sus multinacionales y sus empresas, los que causan la miseria en el otro lado. Sus multinacionales están explotando todos los recursos de los países del sur. En un país como Senegal, donde yo nací, en un pueblo pesquero como el mío, están los barcos europeos y asiáticos arrastrando todo el pescado que hay ahí".
Apenas llegó a España, Mbayé estuvo cuatro días en un
Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE), luego en un centro de acogida en La Coruña y por último llegó a Madrid. En la capital pasó sus primeros dos años y medio ganándose la vida como mantero.
"La vida de un mantero es muy dura, porque partimos de la nada, de ayudas de compañeros. Llegamos aquí sin dinero, sin nada. Los pocos que tienen mercancía te regalan un poco para que empieces a vender. Cada día que sales de casa es difícil.
Desayunas bien porque no sabes dónde vas a pasar el mediodía o la noche. Si sales te puede detener la policía y pasar varios días en comisaría. Lo que ganamos es para vivir el día, pagar el alquiler y si sobra algo es para enviar y ayudar a la familia que dejaste y por la que has llegado hasta aquí
arriesgando tu vida. Ese es el día a día del mantero", indica.
Buena parte de los africanos que llegan a España en pateras viven de la
venta ambulante porque al no tener documentos en regla no pueden acceder a un trabajo formal, pero si son detenidos ese expediente les impide regular su situación migratoria. Un círculo vicioso del que es difícil salir.
"El tema es ese: si no tienes documentación, aunque no tengas mercancía ni nada, si te paran te abren un expediente, te pueden expulsar o meter en un CIE y luego de 60 días quedar en libertad. Si te detienen con la mercancía que vas a vender te pueden hacer una denuncia, llevar a la comisaría y te cae o una multa o un juicio, y si estás condenado no puedes tener papeles", apunta Mbayé.
Y aunque Mbayé logró obtener su nacionalidad española, formar una familia en este país y ahora ser socio de un restaurant agroecológico en Madrid, nunca dejó de formar parte de la lucha de los manteros. Está convencido que la situación de los africanos que se dedican a la venta ambulante tiene que cambiar con "políticas sociales en vez de medidas policiales".
Por esa razón, y luego de consensuarlo con los afiliados del Sindicato de Manteros, decidió dar un paso al frente, dejar su cargo en el sindicato y aceptar ser parte de la lista de Podemos para las elecciones de la Comunidad de Madrid.
"Llevamos años luchando para poder tener nuestra propia voz, para poder hablar y reivindicar los derechos de la comunidad extranjera y, sobre todo, los manteros. Pero también voy a alzar mi voz contra todo. Yo vengo del colectivo al que persiguen, he vivido y sufrido lo que todo el mundo sufre".
"Queremos que le den la oportunidad a todos para estar y vivir dignamente, que todos podamos
acceder a un trabajo para asegurar nuestras vidas de una forma digna, como humanos. Los manteros no están ejerciendo esta actividad porque quieren, sino porque la ley los condena a esto. Que cada comunidad haga lo que se requiera para incluir a todos los manteros, a toda la población para que todos mejoren sus condiciones de vida, pero no tener a un colectivo marginado, perseguido, acosado", insiste.
Aunque Mbayé es una de las caras visibles en España contra la discriminación racial y contra la persecución policial que sufren los manteros, tal como se vio durante las protestas por la
muerte de un senegalés en el barrio Lavapiés en 2018, él insiste que su lucha es por "toda la clase obrera".
Y ante la pregunta de si a partir de ahora se le verá más en los despachos de la alta esfera
política madrileña que en las calles luchando por los más excluidos, Mbayé asegura que ningún alto cargo lo cambiará porque sus aspiraciones "no son personales".
"Porque lo que tengo está dentro de mi desde pequeño, y lo que veo y vivo, lo que sufro, sigue dándome ese coraje, ese impulso para seguir luchando. Mi lucha es por toda la gente desfavorecida. Nunca la política me va a cambiar, como ha cambiado a toda esa otra gente, porque cuando uno sube un escalón ya se siente más alto y muchas veces el egoísmo, el egocentrismo de pensar que eres más importante te puede cambiar, pero eso nunca me podrá cambiar a mi. Yo solo quiero políticas que sirvan al pueblo, a los más desfavorecidos, a todo el mundo, sin distinciones, donde la gente pueda vivir en paz y donde la vida de los más desfavorecidos también mejore", concluye.