Antes de usar los Grad, los militares midieron la velocidad del viento para calcular la trayectoria con mayor precisión. También era importante tener en cuenta la temperatura del aire y de los proyectiles, ya que el frío del Ártico puede afectar la precisión de los disparos.
Los Grad lograron cumplir su misión al destruir los objetivos a una distancia de cinco kilómetros.
Los sistemas múltiples de lanzamiento de cohetes Grad de calibre 122 mm se pusieron en servicio en 1963. Están destinados a atacar al personal, los vehículos blindados, las baterías de artillería y de mortero y los puestos de mando.