Los ejercicios consistían en dos partes: en el río y en la tierra. Primero, los ingenieros hicieron los cálculos necesarios y montaron las cadenas de detonación. Un elemento práctico importante del ejercicio fue la preparación de la impermeabilización de las cargas y su colocación, seguida de una serie de detonaciones.
A continuación, en el transcurso del ejercicio, los ingenieros militares practicaron la construcción de un foso para albergar equipo militar. La energía de la explosión tenía que liberar la tierra, aumentar la superficie de la zanja, sin que se formaran cráteres profundos en la superficie del suelo.
En el ejercicio participaron más de 30 militares.