"Aung San Suu Kyi fue llevada de su casa hace seis días a un lugar desconocido", dice el portal de noticias birmano, citando fuentes en la Liga Nacional para la Democracia (LND), partido gobernante antes del golpe de Estado.
El 1 de febrero, pocas horas antes de constituirse el nuevo Parlamento de Birmania, los militares dieron un golpe de Estado, detuvieron a numerosos líderes políticos, entre ellos el presidente Win Myint y la consejera de Estado Aung San Suu Kyi, y decretaron estado de emergencia por un año.
Los altos mandos del ejército, que habían gobernado Birmania durante décadas, justifican el golpe por las denuncias de fraude masivo en las elecciones generales de noviembre pasado, que dieron una clara victoria a la Liga Nacional para la Democracia.
26 de febrero 2021, 09:39 GMT
Este mismo viernes 26 el nuevo presidente de la Comisión Electoral de Birmania, designado tras el golpe militar, calificó de inválida la victoria del LND.
El 3 de febrero la policía birmana informó que Aung San Suu Kyi es acusada formalmente de poseer unos dispositivos de comunicación electrónicos importados que no fueron sometidos a trámites aduaneros.
La asonada generó un amplio repudio internacional y una oleada de protestas en Birmania, con miles de personas saliendo a la calle y protagonizando acciones de desobediencia civil para reivindicar la restauración del gobierno civil y la liberación de los presos políticos.
Hasta el 25 de febrero, al menos 748 personas fueron detenidas, imputadas o condenadas en Birmania en relación con el golpe militar, según la Asociación de Asistencia a los Presos Políticos (AAPP). Un total de 686 todavía siguen detenidas o tienen cargos pendientes, precisó esta ONG que se basa en Mae Sot (Tailandia) y en Rangún (Birmania).
La represión de las protestas en Birmania causó al menos ocho muertos después del golpe, según la AAPP.