"Está casi cerrado (…) aún no sabemos el valor", aseguró Bolsonaro durante una entrevista con la cadena Mirante, añadiendo que la duración podría ser "de tres o cuatro meses".
El presidente subrayó que las ayudas "no pueden ser eternas", porque representan un endeudamiento muy grande y nadie quiere ver a Brasil en la quiebra.
Durante los primeros meses de la pandemia, el Gobierno repartió ayudas de un valor medio de 600 reales (111 dólares) a más de 65 millones de brasileños, entre desempleados y trabajadores de la economía informal.
Estas ayudas terminaron en diciembre, y en las últimas semanas el Congreso Nacional ha presionado al Gobierno para que las retome, a pesar de las reticencias del equipo económico, que alerta sobre las consecuencias en el déficit público.