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Elecciones catalanas: ¿es la oposición a los mítines de Vox su combustible electoral?

Los actos de campaña en Cataluña de la formación de Santiago Abascal suelen ser objeto de protestas que a menudo derivan en incidentes entre los agentes de la policía autonómica catalana, grupos antifascistas y los asistentes a los mítines. En Vic, el candidato de Vox a la presidencia de la Generalitat y su comitiva tuvieron que salir escoltados.
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Prosigue la campaña electoral en Cataluña de cara a las elecciones autonómicas del 14 de febrero. Si ya el Parlamento catalán es uno de los más fragmentados de España, con siete formaciones políticas distintas allí representadas, los próximos comicios pueden deparar la ampliación del arco parlamentario, dadas las posibilidades que auguran diversas encuestas para el partido Vox, que obtendría representación por primera vez en esa cámara regional.
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Las perspectivas electorales enturbian la futura formación de Gobierno en Cataluña

Mítines con disturbios

Los actos de campaña de Vox cuentan con la presencia activa de los líderes nacionales del partido para arropar a Garriga y al resto de candidatos por las circunscripciones, pero también con la oposición de grupos de ciudadanos que tratan de impedir la celebración de sus mítines.
Así sucedió, por ejemplo el 31 de enero en Reus, Lérida y Sabadell, localidades donde la presión de grupos antifascistas derivó en situaciones de tensión con las comitivas de Vox y los efectivos de la policía autonómica, los Mossos d’Esquadra.
El 6 de febrero, en Vic, la situación fue recurrente. Las protestas de grupos contrarios al acto de campaña de Vox en esa localidad crisparon un ambiente dominado por los insultos, pitos, despliegue de banderas independentistas en las fachadas, lanzamiento de objetos ‒también piedras‒ a los participantes del mitin y un enfrentamiento con los mossos que ocasionó hasta siete heridos entre sus filas.
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"Seremos independentistas el día que dejemos de acusar a España de todos nuestros males"
Los momentos más tensos acontecieron a la conclusión del acto, cuando acompañados de su comitiva, el candidato Ignacio Garriga y el secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, procedieron a recorrer las calles aledañas. La tensión fue en aumento y los agentes de la autoridad sufrieron para mantener un cordón policial que apenas pudo contener las iras de medio millar de personas, que apedrearon a su paso los vehículos que evacuaban a los políticos de la formación política.
Y al día siguiente, el 7 de febrero, la situación volvió a reproducirse en Salt, en la provincia de Gerona, donde arreciaron huevos, frutas y piedras sobre el atril tras el que se hallaba Santiago Abascal, que acompañaba al cabeza de lista por la provincia, Alberto Tarradas, y a la secretaria general del grupo de Vox en el Congreso de los Diputados, Macarena Olona. 
Vox ha elegido para los mítines de este finde Vic y Salt, dos poblaciones fuera del área metropolitana y con altos índices de inmigración. Asegurado el voto españolista urbano proveniente de Cs, ahora salen a buscar el voto catalanoparlante racista, antiguo PxC.

¿Un impulso para Vox?

Cabe que destacar que Vic, localidad de 47.000 habitantes sita en la provincia de Barcelona, es un feudo del independentismo, como atestigua la composición de su Ayuntamiento, dominado abrumadoramente por fuerzas soberanistas (de 21 concejales, 11 son de JxCat, 5 de ERC y 4 de CUP). El concejal restante es para el PSC-PSOE. Su alcaldesa, Anna Erra, no condenó los incidentes y calificó a la ciudad de "acogedora".
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Lanzan objetos contra los vehículos de los líderes de Vox en Cataluña
Durante el mitin, Garriga afirmó que la visión de la Plaza Mayor de Vic "llena de odio y de totalitarios" reafirma a su partido en la necesidad de obtener representación en el Parlament para echar a los "separatistas" y, según él, recuperar la "libertad" en Cataluña. La discusión en redes sociales sobre si, desde una posición democrática, es lícito obstaculizar el normal desarrollo de actos electorales y propagandísticos de partidos de extrema derecha, es amplia, incluso en el seno de los profesionales de la información.
Y analistas de la política catalana, como Enric Juliana, concluyen que las piedras y los insultos son en realidad "un regalo" para consolidar las buenas perspectivas electorales de Vox y asegurar en Cataluña su adelantamiento al PP, atenazado estos días por las confesiones al juez de su extesorero, Luis Bárcenas, sobre la trama que operaba en ese partido su financiación ilegal.
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