"No existe suficiente y sólida justificación para la modificación de las listas de exoneración y extensión de visas para el ingreso al territorio boliviano (…) que benefició de forma unilateral a ciudadanos israelíes y estadounidenses, sin que sus países otorguen similar beneficio, en el marco del principio de reciprocidad, para ciudadanos bolivianos", señaló el decreto.
El gobierno transitorio argumentó también que las obligaciones de visas a ciudadanos de Estados Unidos e Israel estaban motivadas en razones políticas.
Esa apertura no fue correspondida por Washington y Tel Aviv, que mantuvieron el requisito de visa para el ingreso de ciudadanos bolivianos.
El decreto de Arce repone el régimen anterior que exige la visa de ingreso, aunque en el caso de los estadounidenses ese documento puede ser tramitado directamente en un aeropuerto de ingreso al país.
El Gobierno de Áñez designó también un embajador especial en Washington, pero Estados Unidos mantuvo su representación en La Paz en manos de un encargado de negocios.
Bolivia y Estados Unidos no tienen embajadores desde una expulsión mutua de sus representantes en 2008.
En el caso de Israel, el pasado Gobierno de Evo Morales (2006-2019) rompió relaciones en 2014 e impuso la obligación de la visa como protesta por un ataque israelí contra el pueblo palestino.