En rueda de prensa, el gobernador de Sao Paulo, Joao Doria, anunció que a partir del lunes 25 de enero, todo el comercio, bares y restaurantes, deberán cerrar "a las 20 horas entre semana," y la jornada completa los fines de semana, días en que sólo funcionarán "los servicios esenciales".
Además, el área metropolitana de la capital pasa de la fase amarilla a la fase naranja del plan de actuación (más restrictiva) y otras seis regiones pasan a la fase roja, lo que les obliga a cerrar buena parte de la actividad económica.
También se anunció que se cancela el regreso a las escuelas previsto para los próximos días y la reapertura de un hospital de campaña en la capital.
Según las autoridades de Sao Paulo, si no se toman medidas, la región puede quedarse sin camas en la Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) de los hospitales en un máximo de 28 días.
El estado de Sao Paulo registra una medida diaria de muertes por COVID-19 superior a 200 al día desde hace 13 días seguidos, algo que no ocurría desde el mes de septiembre.
La región es la más afectada de Brasil por la pandemia y ya suma más de 50.000 muertes por COVID-19 y más de 1,6 millones de contagios.