Howells, de 35 años, afirma que tiró el disco duro por error en 2013, y ahora su fortuna está en un basurero de Newport, en el sur de Gales.
No obstante, la administración de la ciudad se niega a autorizar la búsqueda alegando que la excavación violaría la licencia y causaría daños ambientales.
El propio Howells dice que la postura de las autoridades es incomprensible y "simplemente no tiene sentido".
"La carcasa exterior podría estar oxidada. Pero el disco interior, donde se almacenan los datos, es muy probable que todavía funcione", afirmó Howells.
Las autoridades argumentan también que el costo de las excavaciones en el vertedero podría alcanzar millones de libras, sin ninguna garantía de que se logre encontrar el disco o que este esté en funcionamiento.