Lee Man-hee, de 89 años, estaba acusado de remitir a las autoridades sanitarias documentos falsos sobre el número de participantes en las ceremonias religiosas de la secta en febrero, cuando Shincheonji se convirtió en la principal fuente de propagación del nuevo coronavirus en Corea del Sur.
Sin embargo, el tribunal decidió condenar a Lee Man-hee a tres años de cárcel y cuatro años de libertad condicional por robar unos 5.600 millones de wones (unos 4,6 millones de dólares) de fondos de la secta y llevar a cabo servicios religiosos no autorizados entre 2015 y 2019.
A principios de marzo, cuando Corea del Sur era uno de los países más golpeados por el nuevo coronavirus, un 60% de los contagios guardaban relación con una filial de Shincheonji en la ciudad de Daegu, cuyos miembros habían viajado al primer epicentro de la epidemia, la ciudad china de Wuhan.
En total, unos 4.000 adeptos de la secta, la mayoría de ellos vinculados con la filial de Daegu, dieron positivo por COVID-19.
A finales del pasado julio, siete altos representantes de Shincheonji fueron acusados de violar la ley sobre la gestión de enfermedades infecciosas y obstruir la justicia, tres de ellos fueron detenidos.
El propio líder de la secta fue arrestado varios días después, aunque en noviembre recuperó la libertad bajo fianza.
Lee Man-hee rechaza todas las acusaciones en su contra y recuerda que Shincheonji ya pidió disculpas por haber propagado el coronavirus y se declaró dispuesta a cooperar con las autoridades.
Además, la iglesia donó unos 12.000 millones de wones (unos 10,1 millones de dólares) para apoyar la lucha contra el coronavirus.