Entre las razones para esta decisión, se señala la caída en los precios de la mezcla mexicana como una consecuencia de la pandemia de COVID-19, así como la guerra petrolera lanzada por Arabia Saudí.
Según la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), en octubre los ingresos obtenidos por el cobro de gravámenes como el Impuesto Sobre la Renta (ISR), el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) y el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) superaron hasta cinco veces las ganancias obtenidas por las ventas petroleras en México.
Aunque ese mes representó una ligera recuperación en la recaudación tributaria, la SHCP informó que los ingresos por este concepto registran una caída anual de 0,6%, equivalentes a 2,76 billones de pesos (138.600 millones de dólares).
Por su parte, los ingresos petroleros mexicanos sumaron su noveno mes consecutivo a la baja, lo cual implicó una reducción de ese concepto del 4,5%.
Asimismo, en octubre las empresas privadas en México produjeron menos petróleo. Ese mes, este sector extrajo 55.110 barriles de crudo por día, 1,800 barriles menos comparados con la cifra de septiembre.
Sobre esto, el 30 de noviembre el presidente de la Asociación Mexicana de Empresas de Hidrocarburos (Amexhi), Juan Manuel Delgado, reveló que las petroleras recortaron su meta de producción en 2020 debido a la crisis sanitaria y su efecto en el desplome de los precios del petróleo.
"No somos la excepción de un rezago en la actividad debido a los dos fenómenos que vivimos en 2020", sostuvo entonces.
Por lo pronto, el decreto que les permitirá pagar sus impuestos en abonos diferidos entrará en vigor el 29 de diciembre y se mantendrá vigente hasta el 7 de enero de 2021.