El dispositivo ha sido creado por investigadores del Instituto de Reconocimiento Molecular y Desarrollo Tecnológico (IDM) de la UPV y, según reza en un comunicado emitido por la propia universidad, incorpora "un biosensor másico de alta sensibilidad que monitoriza en continuo señales para la detección directa de SARS-CoV-2 en aerosoles atmosféricos".
"Se trata, por lo tanto, de un biosensor capaz de detectar SARS-CoV-2 en umbrales de concentración crítica", explica Augusto Juste, investigador en el IDM.
Una tecnología barata y sin comercializar
El prototipo y la metodología que aplica están siendo evaluados a nivel hospitalario en colaboración con el servicio de Medicina Preventiva y Calidad Asistencial del Hospital General Universitario de Castellón, dirigido por Mario Carballido Fernández.
“Los resultados del estudio permitirán formular propuestas de gestión para reducir las posibilidades de contagio en espacios interiores sanitarios. Además, deberá ayudar a establecer nuevos elementos de gestión en la seguridad de los centros de atención secundaria que ayuden a proteger la salud de los pacientes y el personal sanitario y, así, disminuyan los riesgos de transmisión en la población general. Con la llegada del invierno y el cierre de terrazas, se hace necesario garantizar que los espacios cerrados sean lugares seguros", afirma Carballido.
En la UPV aseguran que el biosensor, cuyo prototipo ha sido financiado por la Consejería de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital de la Comunidad Valenciana, es fácil de utilizar y que su coste es bajo. "Actualmente, no hay comercializada una tecnología competitiva como la que hemos desarrollado a nivel de prototipo y podría convertirse en un virusómetro en un futuro próximo”, concluye el profesor David Giménez-Romero de la Universidad de Valencia.