"Si la nueva variedad inglesa del COVID-19 infecta en primer lugar a los niños, también alimenta la transmisión a los adultos para los que es difícil mantener la distancia segura con los pequeños", afirmó Cauda.
El profesor explicó que en el caso de la nueva cepa del coronavirus la cadena epidemiológica es similar a la de la gripe: "el niño trae el virus a casa y alimenta la transmisión".
"Este virus mutado empezó a circular en septiembre, pero su impacto se sintió más en octubre y noviembre, cuando la curva de los contagios creció más rápidamente respecto a lo que se habría podido esperar, si no se hubiese producido la mutación", destacó Cauda.