La ballena estaba muerta y sus restos flotaban en el océano, entonces el tiburón blanco encontró el cadáver del gigantesco animal marino y empezó a darse un festín.
Cuando una criatura marina de gran tamaño muere, sus restos flotan en la superficie convirtiéndose en comida para otros animales carroñeros. El cadáver permanece en la superficie hasta que el esqueleto pierde esa capacidad de flotar y termina hundiéndose en las profundidades donde otras criaturas de menor tamaño terminan de alimentarse con esta biomasa hasta que no quede nada.