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Sin editorial en España: el polémico caso de la Premio Nobel de Literatura

La estadounidense Louise Glück, que recibió el pasado 8 de octubre el galardón sueco, tiene gran parte de su obra en el sello valenciano Pre-Textos. La agencia internacional que la representa, sin embargo, no quiere que siga publicándola.
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Manuel Borrás está cansado y, por lo que desprende su tono de voz, indignado. En unas semanas, este valenciano de 68 años ha pasado del entusiasmo a la tristeza. "La alegría no nos duró ni 48 horas", rememora. El sello del que es director editorial, Pre-Textos, cobró de repente gran notoriedad el 8 de octubre. Ese día, el jurado sueco le otorgaba a Louise Glück el Premio Nobel de Literatura de 2020. Y gran parte de la obra de esta poeta estadounidense solo estaba publicada en castellano gracias a esta compañía independiente.

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Llegaron el júbilo y las anécdotas. En los medios se giró la vista a esta firma, que tiene en catálogo a otros tres nobeles, y se narró repetidamente ese descubrimiento artesanal de la galardonada. Borrás (que en 1976 había fundado esta editorial junto a Silvia Pratdesaba y Manuel Ramírez) volvió asombrado de Nueva York. Un amigo le regaló El iris salvaje, poemario ganador del Pulitzer en 1993, y se quedó prendado. Compró el resto de volúmenes escritos por esta autora de 77 años y volvió a España con la idea de ser su editor.

Hasta este año, había ido sacando paulatinamente siete de las 11 obras de la escritora. Sin mucho éxito comercial, pero con la convicción de que realizaban casi un servicio público al reconocer la valía de esta poeta. Sabían que incluso la propia Glück estaba contenta con la forma de cuidar sus libros. Vendían unos 200 o 300 ejemplares, sin apenas atraer foco mediático. El Nobel les hizo agotar en 15 minutos las existencias que solían acumularse en los despachos que poseen en el barrio valenciano de Ruzafa.

​Les felicitaron sus colegas de profesión, autores y hasta políticos. Pero pronto saltó el escándalo. Chus Visor, responsable de la editorial Visor, llamó a Borrás. Le dijo que Andrew Wylie —agente literario internacional, con unos cuantos nombres célebres en cartera— acababa de ofrecerle publicar a la Nobel. Louise Glück buscaba un nuevo sello en castellano. Lo hacía por la puerta de atrás, sin comunicárselo directamente a sus editores. "Si no fuera por esa confesión de Chus, no nos hubiéramos enterado", corrobora Borrás.

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Su lealtad con Glück no servía para nada entre los tiburones del gremio. "He sido fiel durante más de una década. De hecho, en marzo se nos dio la oportunidad de publicar otro de sus libros", defiende Borrás, que ve su labor como un "hito" en la propagación de textos de la autora: en buena parte de países europeos no tenía representación. El diario francés Liberation, sin ir más lejos, tituló la noticia con la escueta exclamación "¡Sorpresa!" al no tener constancia de esta poeta. El caso recordó al de la polaca Wislawa Szymborska, reconocida por la fundación sueca en 1996.

"Imagina la canallada que nos están haciendo", suelta el editor. En Pre-Textos ya saben que dos de las grandes plataformas editoriales han rechazado quedarse con los derechos y que Chus Visor también lo rehusó por compañerismo.  Lo que desconocen es qué pasará con la producción ya impresa. "Solo esperamos que no tengamos que eliminarla", pide Borrás. De momento, la poeta está sin editorial, ellos han paralizado las ventas y Andrew Wylie, apodado El Chacal, les ha acusado de incumplir los contratos y ha rescindido el que tenían.

​En una entrevista a El País, Wylie asevera que el primer acuerdo con Pre-Textos por la obra de Louise Glück expiró en 2015 y que no pagaron el anticipo pactado para la firma del segundo. "Por supuesto, les hemos escrito repetidamente, durante un período de años, más recientemente esta primavera, invitándolos a reparar esta situación, pero dejaron nuestros mensajes sin respuesta", señalaba.

"Cuando publicaron Meadowlands [Praderas] en 2017 y A Village Life [Una vida de pueblo] en 2020, no solo fue sin pago sino sin ningún tipo de consulta sobre la traducción o la portada. Ni siquiera enviaron a Louise Glück una copia de sus propios libros", aseguraba el agente, mostrándose a disgusto con toda esta historia de desavenencias.

Borrás también se siente apenado. Insiste en que la editorial no pretende entrar en polémicas y es consciente de que Wylie "lucha por sus intereses". Aunque ve en la maniobra una consecuencia directa del premio y su prestigio. "Si no estaban contentos con nosotros, ¿por qué nos ofrecieron en mayo seguir sacando obras suyas?", cuestiona, deslizando la idea de que pesa más "el mercado que la literatura".

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Hay, incide, una ley no escrita de continuación de contratos. Puede ser por una ratificación o de facto, por la confianza en la palabra. "Ellos justifican su codicia en que les hemos fallado. Y entre sus maneras están la prepotencia y las amenazas", cuenta Borrás, que pretende hacer públicos todos los documentos que tiene al respecto. "Ahora no queremos meternos en litigios. No queremos desgastarnos psicológicamente, porque ya nos está pesando mucho. Llevamos muchos días con esto y estamos cansados", esgrime.

Los editores, que prefieren llevar un "perfil bajo", se han visto desbordados: medios de medio mundo se han interesado en el asunto. Su intención de dar acceso a esta poeta norteamericana había sido incluso "irresponsable", pues no les daba ningún rédito económico.

​"Publicar a Louise Glück no nos ha salido ni siquiera rentable", se queja. Les salvaba el amor por sus versos y el orgullo de apostar por lo que creían. Hace 14 días le mandaron una carta certificada a la autora, para saber, al menos, su opinión. Borrás dice que aún no la ha recibido, según el seguimiento que puede consultar de Correos. Lo que han recibido con creces ha sido el respaldo de mucha gente. "Nos hemos sentido muy respaldados por la gente. Desde los amigos del círculo hasta autores. Y no solo en España: toda América se ha volcado", alega con satisfacción. Apoyo que agradece en medio de la indignación por un caso donde nunca se habría visto involucrado.  

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