Sin negar la necesidad de medidas preventivas para evitar los contagios, el docente insistió al mismo tiempo en que las políticas al respecto deberían ser flexibles y ajustarse a cada situación particular.
"Creo que la educación virtual puede ser una salida coyuntural, un momento en el marco del pico de una pandemia, pero una vez que comience a pasar ese pico, o se detecten las formas de enfrentar la pandemia, los Estados tienen que comenzar a recuperar a través del sistema educativo la presencialidad y el movimiento de las sociedades", apuntó Carelli.
Subrayó que no justifica la presencialidad "cuando los cursos son masivos", pero sí cuando se trate de "cursos con muy pocos alumnos" o haya "un espacio que garantice el distanciamiento social".
"El alumno logra una conexión con el docente a partir de verlo, de estar presente en sus clases, de mirarse a los ojos, y el docente rápidamente detecta cuáles son no solamente los contenidos que tiene que impartir, sino también las necesidades de sus alumnos. Entonces, uno puede reforzar las necesidades de sus alumnos, las demandas de sus alumnos, las ansiedades por el conocimiento selectivo que los alumnos puedan llegar a presentar a partir de la presencialidad", algo que resulta mucho más "difícil" cuando "uno dicta una clase virtual", señaló.
"Uno tiene que hacer que esos sectores menos favorecidos retomen de alguna manera la presencialidad, porque si no, la desigualdad social termina profundizándose como consecuencia de este sistema de educación virtual", advirtió, al constatar también que un confinamiento tan prolongado como el de Argentina acaba provocando "trastornos de índole físico y de índole psicológico" en personas, entre ellas, alumnos de primaria.