Se mostraron en contra de las medidas de distanciamiento social, del uso obligatorio de tapabocas y de la posibilidad de que el Gobierno británico inicie una campaña de vacunación obligatoria y lance sistemas de rastreo y registro.
Además de ello, protestaron contra el uso de las redes 5G. Estas protestas están teniendo lugar en respuesta a las medidas adicionales que el Gobierno de Boris Johnson tuvo que implementar a raíz de un crecimiento repentino del número de infectados en el país.
Entre ellas figura la prohibición de reuniones de más de seis personas, la limitación de horas de trabajo de bares y pubs y el uso obligatorio de mascarillas para los empleados de los establecimientos y para los clientes que se quedan de pie en los bares. Los que no cumplan con las restricciones pueden recibir una multa de unos 220 euros.