"Si vamos a torcer el brazo unos a otros, saben que lo que va a pasar. Una guerra civil, como mínimo. Pero no se preocupen, no la tendremos", dijo en una reunión con habitantes de la ciudad bielorrusa de Baránavichi, citado por la agencia estatal Belta.
Según el medio, cuando Lukashenko arribó a ciudad, lo primero que hizo fue preguntarle al gobernador de la provincia de Brest —donde se encuentra Baranóvichi—, Anatoli Lis, sobre el desarrollo de la campaña agrícola y la preparación de los centros educativos para el nuevo año escolar, que comienza este 1 de septiembre en Bielorrusia.
"El verano caliente, literal y metafóricamente, concluyó, y llegó la hora para utilizar nuestra energía con fines creativos", subrayó Lukashenko.
Bielorrusia es escenario de protestas desde el 9 de agosto por los resultados de las elecciones presidenciales que revalidaron un nuevo período del actual mandatario Lukashenko.
Según el escrutinio oficial, Lukashenko obtuvo el 80,1% de los votos, seguido de la opositora Svetlana Tijanóvskaya con el 10,12% de los apoyos. Los otros tres candidatos opositores reunieron juntos poco más del 4%.
Las escenas de violencia cesaron en los días siguientes, pero las protestas continuaron y trascendieron de la calle a algunas cadenas de televisión públicas y compañías industriales, que se declararon en huelga.
La oposición bielorrusa denunció numerosas irregularidades electorales y por ello exige una repetición de los comicios, opción que Lukashenko ha descartado en términos contundentes.