La compañía estadounidense dirigida por Elon Musk comercializa vehículos eléctricos que, entre otras cosas, se distinguen por ofrecer distintas prestaciones según la configuración elegida. A más prestaciones, mayor es el precio.
Es decir, los automóviles Tesla pueden mejorar su rendimiento mediante las actualizaciones del software que opera el vehículo. Y estas actualizaciones suponen un desembolso extra de dinero. De modo que algunos usuarios realizan modificaciones en el sistema operativo sin autorización. O lo que es lo mismo, hay quien hackea su Tesla para cambiar las especificaciones y tener más autonomía, mayor poder de aceleración o una función de piloto automático más fiable, por ejemplo.
Otro ejemplo más reciente es la actualización Acceleration Boost para el Tesla Model 3 Dual Motor. Añade 50 CV más de potencia y aumenta el poder de aceleración: de 0 a 60 millas por hora (96,5 km/h) en 3,9 segundos. Cuesta 2.000 dólares. Pero Ingenext desbloquea la actualización por la mitad de precio.
Y en este juego del gato y el ratón, Tesla ya está detectando qué vehículos están siendo modificados sin su consentimiento, por lo que está comenzando a notificar a sus propietarios tal circunstancia mediante un aviso electrónico que aflora en la pantalla táctil que domina los salpicaderos de los coches. En particular, la última actualización 2020.32.2 del software de Tesla puede detectar las modificaciones no autorizadas y emitir los mensajes "Modificación incompatible del vehículo detectada" y "Riesgo potencial de daño o apagado".
Y el 'hackeo' continúa
Pero en la compañía Ingenext, que vende el dispositivo para efectuar las modificaciones no autorizadas, parecen estar ya trabajando en su propia actualización, que eliminará los avisos de Tesla.