Ante ese escenario que recuerda viejas tragedias, organizaciones civiles que actúan para defender los derechos de los migrantes pidieron a las autoridades mexicanas respeto a las medidas tomadas por jueces en abril pasado, a favor de quienes se lanzan a la aventura de sus vidas.
Esa orden judicial obligaban a desocupar las 58 estaciones migratorias de este país, que en realidad operan como centros de detención temporal de migrantes. Es otros de los eufemismos en el lenguaje oficial que llama "rescates" a las detenciones, entre otras fórmulas.
Regresa la migración
"Han seguido llegando migrantes en grupos diarios de diez a quince, incluso con el cierre de fronteras", señaló a Sputnik, el abogado Gabriel Romero, director de un refugio para migrantes en Tenosique, un poblado del estado de Tabasco, sureste del país.
La semana pasada, la jueza mexicana Margarita González determinó que el Instituto Nacional de Migración (INM) ha incumplido los fallos que impiden que se ocupen las estaciones migratorias, ante la carencia de mecanismos de protección para el COVID-19.
Romero relató que varios vecinos de Tenosique, en la franja fronteriza con Guatemala, fueron testigos de cómo agentes del INM detuvieron al menos a 16 migrantes, en su mayoría hondureños, en una cancha de fútbol y luego metidos en un camión para ser llevados a Villahermosa, capital del petrolero estado de Tabasco.
Lo ocurrido en ese poblado emblemático en la ruta de los migrantes que recorren la franja del Golfo de México, hacia Texas, es apenas uno de los muchos casos que las organizaciones civiles han documentado sobre acciones contra los migrantes.
Miriam Gonzales, del Instituto para las Mujeres en la Migración, explicó a Sputnik que estas actuaciones de las autoridades no pueden ser legales a la luz de los fallos judiciales para proteger a los migrantes.
"Lo que no sabemos es si las autoridades han presentado recursos jurídicos contra las determinaciones de los jueces", que les impiden detener migrantes mientras rijan las condiciones que llevaron a declarar la emergencia sanitaria, añadió la activista integrante de una red de decenas de organizaciones.
Las cifras del dolor
Un informe de la Oficina de Aduanas y Seguridad Fronteriza de EEUU registró un aumento de detenciones durante el mes de julio, cuando 40.746 migrantes fueron rechazados o capturados al intentar cruzar la frontera de México con Estados Unidos.
Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación, reconoció en una conferencia de prensa que en la medida que la pandemia de COVID-19 vaya atenuándose se incrementará igualmente el número de migrantes.
Esperan que los nuevos flujos lleguen principalmente de Guatemala, Honduras y El Salvador para cruzar tierras mexicanas hacia sueño de una vida sin pobreza y sin violencia.
"En la medida que la pandemia vaya cediendo, el número de personas en búsqueda de protección internacional a México habrá de dispararse de manera significativa", dijo Encinas, hombre de confianza del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Pero reconoció que la cifra de solicitudes de refugio en México presentada por migrantes ya supera la registrada en 2019.
"Tenemos más de 80.000 solicitantes de refugio en estos momentos", reveló, mientras en 2019 esa estadística había sido de 70.600.
"La pandemia y los recientes recortes a la ayuda exterior de EEUU a Guatemala, Honduras y El Salvador han empeorado la situación", advirtió la organización.
Para los agricultores y las familias de toda la región, los recortes de ayuda provocaron la interrupción de programas que a menudo servían como "la única red de seguridad que les permitía permanecer en sus comunidades de origen", dice el grupo religioso.
La creciente contracción de la economías, el aumento del desempleo y la falta de auxilios para sobrevivir vuelve desencadenar el "sueño americano". No les importa que muchas veces termine en tragedias.