La conexión telefónica habilitada para los medios de comunicaciones ante las restricciones del COVID-19 funcionó parcialmente al tiempo que los abogados del fundador del portal informativo WikiLeaks se quejaron de la falta de acceso, remoto o presencial, a su cliente desde el pasado marzo.
"Otro día en el juzgado para el único periodista que está preso en Europa occidental por hacer su trabajo", denunció el periodista islandés y ahora director de WikiLeaks, Kristinn Hrafnsson.
En la vista de hoy se anticipa la decisión de la magistrada Vanessa Baraitser sobre la ampliación de la narrativa de los cargos contra el profesional australiano, que la Administración estadounidense cursó formal en las últimas horas.
El plazo de admisión del auto de la petición de extradición expiró teóricamente hace más de un año.
"Es una barbaridad tanta demora. Se debería al menos revisar la prisión preventiva de Julian", denunció a Sputnik el entorno de la defensa del australiano.
Su pareja y madre de sus dos hijos pequeños, la abogada Stella Morris, se personó en el juzgado londinense acompañada por John Shipton, padre del exdirector de WikiLeaks, según ella confirmó en su cuenta de Twitter.
"El nivel de incompetencia es pasmoso. Esto no es justicia transparente", protestó después Hrafnsson ante la letanía de errores y fallos en el acceso audiovisual a la vista.
Finalmente, Baraitser dejó abierta la cuestión de la revisada imputación, así como la posibilidad de que el equipo legal de Assange solicite un aplazamiento de la segunda parte del juicio de extradición, previsto de arrancar el 7 de septiembre.
Pero, de momento, se mantiene esta fecha que se acordó previamente para celebrar las restantes audiencias públicas del proceso de extradición en el Juzgado Nacional Penal, el llamado e histórico Old Bailey de Londres.