"Crece la preocupación de que los daños al puerto de Beirut exacerben la inseguridad alimentaria, que ya estaba aumentando en medio de la pandemia de COVID-19 y la prolongada crisis social y económica", señala el comunicado.
Al menos 171 personas murieron, más de 6.000 resultaron heridas y alrededor de 300.000 se quedaron sin techo después de que 2.750 toneladas de nitrato de amonio, almacenadas de forma inadecuada desde 2014 en el puerto de Beirut, detonaran el 4 de agosto.
La explosión desató una nueva espiral de violentas protestas antigubernamentales en la capital libanesa y provocó la dimisión del Gobierno.