El 4 de agosto en el hangar número 12 del puerto marítimo de Beirut se produjo una potente explosión, precedida por un pequeño estallido. Según estimaron sismólogos jordanos, la segunda explosión liberó una energía equivalente a la de un sismo de magnitud 4,5.
El primer ministro del país, Hassan Diab, confirmó que en el puerto estaban almacenadas en condiciones inadecuadas 2.750 toneladas del nitrato de amonio durante seis años.
El gobernador de Beirut, Marwan Abboud, afirmó que las explosiones afectaron la mitad de los edificios de la capital libanesa.