"Recemos por las víctimas y sus familiares, recemos por el Líbano para que, con el compromiso de todas sus fuerzas sociales, políticas y religiosas, pueda enfrentar este momento trágico y doloroso, y con la ayuda de la comunidad internacional superar la grave crisis que está atravesando", dijo el Pontífice al final de la tradicional audiencia general celebrada este 5 de agosto en el Palacio Apostólico del Vaticano.
Una potente explosión se produjo el 4 de agosto en el puerto de Beirut, donde permanecían almacenadas desde hace seis años 2.750 toneladas de nitrato de amonio.
Según los últimos datos, más de 100 personas fallecieron y cerca de 4.000 sufrieron heridas, también hay muchos desaparecidos. Los hospitales de la ciudad están repletos y fueron dañados la mitad de los edificios de la ciudad.
El Gobierno libanés declaró tres días de luto.