El virus de Epstein-Barr (VEB, por siglas del inglés) es uno de los virus humanos más comunes, cuyo genoma viral es capaz de alterar directamente el paisaje epigenético del huésped e impulsar la activación de protooncogenes —genes involucrados en el crecimiento de células normales que pueden mutar y causar cáncer— y de tumorigénesis.
A diferencia de la información genética, el epigenoma humano es dinámico y responde a estímulos externos, algunos de los cuales pueden causar modificaciones anormales del ácido desoxirribonucleico o el ADN. Estos cambios, a su vez, amenazan con perturbar la expresión normal de los genes y contribuir al desarrollo del cáncer.
Por ello, los investigadores, encabezados por el doctor Atsushi Kaneda, de la Universidad de Chiba (Japón) y otros, analizaron detalladamente distintas estructuras genómicas tridimensionales de las células humanas, incluidas líneas celulares del cáncer gástrico, muestras de pacientes y células epiteliales normales. Tras haber combinado los resultados de este análisis con el de infección viral, descubrieron regiones genómicas anormalmente activadasy específicas para los pacientes con cáncer de estómago.
La infección experimental con el virus de Epstein-Barr de células estomacales in vitro reprodujo el fenómeno que suele producirse cuando el patógeno se une a estas regiones genómicas inactivas y cerradas y causa su activación anormal.
También, descubrieron unos potenciadores genéticos —piezas cortas del ADN que ayudan a estimular a los genes a fabricar proteínas— 'silenciados' en las regiones cerradas que fueron activados por el virus para aumentar el número de los genes relacionados con el cáncer, impulsando la proliferación de células respectivas.
Este modelo de "infestación de potenciadores", como lo denominan los investigadores, revela un novedoso mecanismo de tumorigénesis que no requiere alteraciones genéticas y que reprograma el paisaje epigenético de las células humanas. Además, los científicos se dieron cuenta de que, incluso una vez eliminados los genomas del VEB, las modificaciones epigenéticas inducidas por ellos continuaron persistiendo.
"Aunque entre el 8 y el 10% del cáncer de estómago está asociado con el virus de Epstein-Barr, creemos que nuestro modelo de infestación de potenciadores proporciona un nuevo mecanismo del cáncer que puede ser relevante para una gama más amplia de cánceres y enfermedades asociadas", señaló Kaneda.
Según su colega Patrick Tan, profesor de la Escuela Médica Duke-NUS, su estudio marca nuevas metas potenciales que pueden ser utilizadas para desarrollar drogas contra las dolencias causadas por la infección con el VEB.