Desde que la remota localidad salvadoreña de El Zonte se embarcó en el proyecto Bitcoin Beach, los residentes han ido adoptando la criptodivisa cada vez en más ámbitos de su vida diaria. Es el remedio que han encontrado para una población mayoritariamente no bancarizada y para negocios locales que no suelen cumplir los requisitos para aceptar tarjetas de crédito.
"La primera vez yo me sentí un poco incómodo, porque uno no estaba acostumbrado a estas transferencias. Pero ahora que ya tenemos un buen rato recibiendo sueldo en bitcoin por medio de aplicaciones, ya nos estamos adaptando", comenta Leonel Hernández, un trabajador local.
"Ya durante esta emergencia ha habido pequeños negocios que han tenido un buen impacto porque toda la gente local poseía bitcoins, y quienes decidieron aceptarlos han tenido un buen tiempo de venta", declara Román Martínez, un miembro de Bitcoin Beach.
Tras ponerse en contacto con varios filántropos, el voluntario se puso de acuerdo con un ciudadano de EEUU, Michael Peterson, que pasa prácticamente todo el año en el país centroamericano haciendo labores altruistas.
Peterson recibió la oportunidad de administrar los bitcoins con la condición de no cobrarlos. Los beneficiarios de la moneda debían aprender a usarla, dando lugar a la creación de una economía circular basada en los bitcoins, y así es como nació Bitcoin Beach.