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Aliviados pero recelosos, habaneros comienzan a recuperarse del COVID-19

LA HABANA (Sputnik) — Al fin, la capital dejó de ser la cola de la pandemia del COVID-19 en Cuba y desde el 3 de julio los habaneros comienzan a respirar aliviados pero recelosos, después de más de 110 días de aislamiento preventivo.
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"Me sentía agobiada, encerrada dentro de mi casa, sin apenas poder salir a la calle, solo a lo estrictamente necesario, pero gracias a Dios y a las medidas que se tomaron mis hijos y mi familia están a salvo", comentó Maritza González, una habanera que dialogó con Sputnik mientras esperaba un ómnibus público.

La capital cubana era la única provincia donde se mantenían en el máximo grado las medidas de prevención y control contra el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, después que se decretó el pase a la primera fase de recuperación post-pandemia para las 14 provincias restantes el pasado 18 de junio.

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En un recorrido por las calles de la ciudad, Sputnik pudo apreciar el retorno paulatino a la normalidad en una ciudad que prácticamente se detuvo ante la avalancha de una enfermedad que hasta la fecha provocó la muerte de más de 80 personas.

"Ahora lo que hace falta es que la gente mantenga la disciplina, que cumpla con las indicaciones y no echen atrás lo logrado hasta el momento. Yo sé que todos quieren viajar, moverse, resolver sus problemas, pero hay que cumplir las medidas de disciplina en la guagua (como dicen popularmente los cubanos a los ómnibus) para no lamentarnos", expresó Mario García, conductor de un ómnibus público en el municipio Playa.

Medidas sanitarias

Para la primera fase recuperativa se mantienen medidas higiénico-sanitarias como el distanciamiento físico, principalmente en las filas en mercados y centros de servicios, que debe ser de un metro de persona a persona, mientras que el uso del nasobuco (mascarillas) será de carácter obligatorio.

Según las medidas aplicadas por el Ministerio de Transporte, en los ómnibus públicos se ocupará el 100% de los asientos y el 50% de los pasajeros de pie en la primera fase, y el 70% en la segunda fase, y se establecerán inspectores para controlar el cumplimiento de esta orientación en las paradas de mayor concentración de pasajeros.

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También estará prohibida la entrada de personas con síntomas respiratorios en lugares de trabajo, quienes serán remitidos a centros de salud, y se mantiene con carácter obligatorio la desinfección de las manos con hipoclorito de sodio al 0,1% o solución hidro-alcohólica al 70% en la entrada de las instituciones y comercios.

Se reduce además al 50% la capacidad máxima permisible en los ascensores, y en los locales de reunión se definirá el cupo máximo de personas que podrán entrar, siempre que se garantice un espacio de al menos un metro entre cada una de ellas.

A su vez, se mantendrá la vigilancia activa en los centros de atención primaria de salud dirigida a la búsqueda de pacientes con síntomas respiratorios, se tomará la temperatura a todos los trabajadores de los puntos de entrada al país (puertos, aeropuertos y marinas) antes de iniciar la jornada laboral, y se harán pruebas PCR (siglas en inglés de "reacción en cadena de la polimerasa") en tiempo real a toda persona —natural o turista— que arribe a la isla.

Apertura al turismo

Desde el pasado 1 de julio, Cuba reinició sus operaciones dirigidas al turismo internacional, que por el momento solo estará disponible en cayos del norte, centro y sur de la isla.

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En la primera fase de recuperación estarán disponibles los hoteles de Cayo Largo (suroeste), Cayo Coco, Cayo Guillermo, Cayo Cruz y Cayo Santa María (centro y noreste), siempre garantizando el aislamiento de la población.

El pasado 17 de junio, el ministro de Turismo, Juan Carlos García, precisó que la circulación de los vacacionistas extranjeros solo ocurrirá al interior de los cayos donde tengan sus reservas, y se ofertarán excursiones, se reactivará la actividad náutica y las operaciones en las marinas internacionales de los polos turísticos aprobados.

Cada instalación hotelera que reciba turistas extranjeros aplicará los protocolos de protección según lo establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Mundial del Turismo (OIT) y el Ministerio de Salud Pública de Cuba, precisó García.

También se supo que a los turistas se le hará pruebas PCR en tiempo real para identificar posibles contagios, y en cada instalación hotelera trabajará un equipo de médicos y epidemiólogos que velarán por la salud de vacacionistas y empleados.

Se precisó además que los centros recreativos (clubs, cabaret, salas de fiestas y discotecas de las instalaciones hoteleras) funcionarán con una ocupación de entre 30 y 50%.

En adelante, dependerá del cumplimiento de las medidas preventivas en Cuba para evitar un rebrote de la enfermedad, principalmente de la disciplina ciudadana, que retorna ansiosa a sus rutinas.

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