En abril de 1975 nacía Chonino, un ovejero alemán que, a sus dos años, fue elegido para ser parte de la División Perros de la Policía Federal argentina. Rápidamente destacó en sus labores y participó del operativo de seguridad del partido inaugural del Mundial de 1978 en Argentina. En plena dictadura militar, el país (1976-1983) procuraba instalar una falsa idea de paz y esconder los tiempos turbulentos que vivía la región.
Chonino estaba al servicio del suboficial Luis Sibert, su guía y cuidador. Junto al agente Jorge Ianni, realizaban patrullajes de rutina a diario por las calles de Buenos Aires. El 2 de junio de 1983, en la esquina de una concurrida avenida, Sibert e Ianni se acercaron a dos civiles para pedirles su identificación tras sospechar de su comportamiento. Al solicitarles sus documentos, los dos hombres que se encontraban armados dispararon a los policías antes de huír.
Sibert fue el único sobreviviente. Su querido ovejero falleció allí mismo, junto a él. Su compañero Ianni falleció más tarde a raíz de las heridas de bala. Sin embargo, Chonino logró más que proteger a su guía. Cuando fueron a buscarlo, tenía en su boca todavía parte del bolsillo de uno de los asaltantes.
Adentro del bolsillo, precisamente, se encontraban los documentos de los fugitivos. Cinco días después los autores de los disparos pudieron ser identificados y detenidos en las afueras de la capital, a donde habían huido.
Aunque le dedicaron una estatua y hasta una calle, fue recién en junio de 1996 cuando la periodista y poeta argentina Cora Cané propuso la fecha en una columna para el diario nacional Clarín.
"Merece, que, en su nombre, celebremos a partir de hoy y todos los 2 de junio, el Día del Perro. Será una manera de honrar a todos 'los perros ilustres' que nos dejaron sus ejemplos de nobleza, valentía, lealtad, sentimientos generosos. Virtudes estas, amigo lector, que a muchos racionales bien les vendría tomar como modelos de vida", escribió, y cambió para siempre esta fecha para los argentinos.