Edward Fitzgerald informó a la jueza que preside el caso, Vanessa Baraitser, que su cliente se encuentra mal y que ha sufrido "problemas respiratorios desde hace tiempo".
Assange está recluido más de 23 horas al día en una celda de la cárcel de máxima seguridad de Belmarsh, al sureste de Londres, en línea con la estrategia penitenciaria para contener la pandemia del coronavirus.
Baraitser ha negado la libertad condicional —incluido el arresto domiciliario— al periodista australiano hasta la conclusión del juicio, que solicitó expresamente su prometida y madre de dos hijos pequeños.
Este 1 de junio acordó celebrar otra sesión preliminar el 29 de junio, en presencia o en ausencia del australiano.
El juicio se interrumpió el pasado febrero tras cinco días de declaraciones formales de los abogados de ambas partes.
La segunda parte de las vistas públicas, en las cuales decenas de testigos y expertos están llamados a declarar, se desarrollará durante tres semanas a partir del 7 de septiembre, de acuerdo con el último calendario acordado por la magistrada.
Ambas partes podrán apelar la decisión a favor o en contra de la extradición a EEUU que dicte la jueza Baraitser.
Un tribunal de Alejandría, en el Estado estadounidense de Virginia, reclama la entrega de Assange para juzgarle por 18 presuntos delitos de espionaje e intromisión informática cometidos en 2010, que conlleva una pena en prisión de hasta 175 años.
Las imputaciones están relacionadas con la publicación en WikiLeaks de partes militares de Irak y Afganistán, además de informes diplomáticos y sobre Guantánamo, que desvelan presuntos abusos de poder y violaciones de derechos humanos.